Posted:
jueves, 1 de abril de 2010
by colectivosonsonete in
Etiquetas:
colectivo sonsonete
0
PROCESO PLÁSTICO
El colectivo Sonsonete pretende generar pensamientos críticos abordando diferentes problemáticas desde diferentes puntos de vista.
La masificación del cartel (POSTERS) en la ciudad ocasiona una contaminación a la que estamos expuestos por tanto tipo de necesidades o servicios, que encuentran en este medio un efectivo, económico y contundente forma de publicidad para sus fines. En este caso se utilizara un canal comunicativo que seguirá contaminando visualmente pero ya no con una carga comercial sino en este caso con un mensaje transgresor, que crea una ruptura simbólica y a su vez crea un cambio de vista urbano.
Pero tal vez la problemática más importante en este proyecto es la intolerancia. La intervención de los espacios de la localidad con estos carteles, trataran de registrar de manera visual el grado de aceptabilidad y respeto a la diferencia, a lo anormal. Los carteles variaran las características cromáticas de elementos tradicionales y así le darán un significado distinto, generando diferentes niveles de tolerancia, de esta forma se destacara la manera como la tolerancia o intolerancia opera. En esta intervención se quiere trastocar las maneras de ver ciertas imágenes y los nuevos mensajes que estas pueden generar. De esta manera se hará un señalamiento completamente distinto. En el que la comunión y fusión cromática podría representar ante todo un lugar para el entendimiento entre culturas, parches, tribus, etc., que muchos tratan de presentar hoy como irreconciliables
Este tipo de obras es intervenido por la movilización continua de los ciudadanos en la cotidianidad de sus recorridos, identificando el tejido semántico de elementos trastocados y creando un colapso entre el pasado y el presente. Un espacio en cuyo dominio el ciudadano asume la conducción colectiva de problemáticas de interés común, esto de por sí ya es un logro, ya que la modernidad trajo la individualización del ser, y por ende el no interés en los problemas generales.
Allí el espectador vuelve a reivindicar la calle como espacio para la creatividad, el juego y porque no para la liberación. Ese poder expresarme por medio de la apropiación, de la intervención de ese algo que te causa risa, estupor, admiración, rabia, es lo que más nos interesa. Estos iconos escogidos, estos mismos que estarán pegados en los muros como medio de información, pero contrastando con el color rival, presuponen un ataque contra el impreso, que dejen su marca a manera de impulso, y esto hará que el concepto de pasquín cambie, que ese impreso abandone su esencia de producción masiva y se convierta en un objeto único, ese que contenga la evidencia de la intolerancia, la burla, el desagravio, el desconcierto, la confusión, entre muchos otros, y que el espectador sienta un impulso a reaccionar, a rayar, a escribir, a reír, a confrontarse y todo eso lo vuelva parte de la obra y a su vez ser parte de la obra.